Sobre Tolkien y las grandes historias

Hace muchos años mi madre puso en mis manos «El Señor de los Anillos», proclamando que era una lectura que le había encantado y que estaba segura de que causaría el mismo efecto en mí. De hecho, a ella se lo prestaron y, como era buena gente, lo devolvió a su legítima propietaria. Pero tanto le había gustado que quiso tener sus propios ejemplares en casa, así que los compró y se encargó de que entrasen en mi radar.

Yo nunca había leído un libro tan largo, por lo que albergaba mis dudas al respecto. Eso sí, el título me resultaba fascinante y tentador. «¿De qué irá esto?». Tres libros ante mis ojos, portadas llamativas y ninguna sinopsis en la parte de atrás. ¿Qué querrá contarme este tal señor John Ronald Reuel Tolkien? Sólo había una manera de descubrirlo: abrí «La Comunidad del Anillo» e inicié un viaje que todavía continúa, un viaje que me cambió para siempre. ¡Orcos, enanos, elfos, guerras, magia y peligros en un mundo enorme y fascinante! Mi yo de 13 años no daba crédito a tanta maravilla y mi yo de 35 sólo puede decir: ¡cuánta razón tenías, mamá!

Me siento como un viajero perdido en los bosques de Lothlórien que tuvo la suerte de recibir unos dones misteriosos para afrontar el camino. ¿Qué regalos me fueron concedidos? Se me otorgó una educación que derivó en un amor sincero por las palabras. Por supuesto, gracias al ejemplo y a disponer de libros a mi alcance, ya iba encaminado antes de «El Señor de los anillos, pero entonces llegó Tolkien y se produjo el cambio. Igual que Ulmo puso el anhelo del mar en los corazones de aquellos que caían en la red de sus designios, de la misma forma, mi madre puso en mis manos tres volúmenes que me impactaron profundamente. No exagero al decir que yo sería una persona diferente a la que soy ahora de no haber recorrido los bosques y senderos de la Tierra Media.

Y hoy 25 de marzo, que se celebra el #DíaInternacionalDeLeerATolkien (pues según la cronología, justo hoy fue destruido el Anillo), me gustaría hacer un recorrido fotográfico sobre los libros de, y sobre, Tolkien de mi biblioteca particular. ¿Os unís? ¡Allá vamos!

«El Señor de los Anillos»

 

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Esta es la edición con la que di mis primeros pasos en las tierras de Tolkien. Me gustaban los colores y los dibujos de las portadas, de la mano del propio autor. Como confesión os contaré que en el «Concilio de Elrond» tuve un momento de saturación de nombres y estuve a punto de abandonar. Obviamente, seguí adelante:) Además, fui recompensado porque mi parte favorita del libro ocurre justo después. Los capítulos que más me gustan, a nivel global, son la triada que viene tras el Concilio: «El Anillo va hacia el sur»,»Un viaje en la oscuridad»y «El puente de Khazad-Dùm». ¡Qué maravilla! (y qué trauma la primera vez). «Bum, bum. El redoble se apagó». ¡Gandaaaaaaaaaaaaaaaaaalf!

«El hobbit»

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«El hobbit», edición limitada 75 aniversario. ¡Mi tessssoro!

Después de «El Señor de los Anillos» vino «El hobbit». Recuerdo empezarlo un verano en la playa y el cosquilleo de volver a Gollum, sus acertijos y su misterioso regalo de cumpleaños; recuerdo leer dos veces la conversación entre Smaug y Bilbo (porque me hipnotizaba lo elocuente, petulante y astuto de ese dragón) y también llorar cuando Thorin y Bilbo se despiden.

«Hay en ti muchas virtudes que tú mismo ignoras, hijo del bondadoso Oeste. Algo de coraje y algo de sabiduría, mezclados con mesura. Si muchos de nosotros dieran más valor a la comida, la alegría y las canciones que al oro atesorado, éste sería un mundo más feliz»

«Cartas» de la biblioteca Tolkien

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Una de las joyas de la «Biblioteca Tolkien»

Aprendí mucho sobre Tolkien y su obra a través de «Cartas», seleccionadas por Humprey Carpenter. Un libro imprescindible para cualquier fan del profesor, por desgracia ahora mismo fuera de catálogo. Imagino que con motivo del estreno del biopic aprovecharán para reeditarlas. Si lo hacen…¡corred, insensatos! Se desvelan muchas capas de la personalidad de Tolkien y se llega a comprender mejor su obra gracias a su correspondencia con seguidores, editores, familia y demás. ¿Qué Frodo es un inútil y que el verdadero héroe es Sam? Cada vez que alguien vilipendia al portador del Anillo (seguramente influido por la trilogía cinematográfica y su momento ridículo de Frodo largando a casa a Sam), Tolkien se revuelve un poco en su romántica sepultura junto a Edith. En sus propias palabras:

«Si relee los pasajes que tratan de Frodo y el Anillo, creo que comprenderá que no sólo le era del todo imposible entregar el Anillo, ya sea de hecho o sólo con tal intención de hacerlo, especialmente en este punto de máximo poder, sino que esta incapacidad se presagiaba desde mucho tiempo atrás. Muy pocos parecen haberlo observado pero siguiendo la lógica de la trama, como acontecimiento era claramente inevitable. Y, sin duda, es un acontecimiento más significativo y real que un mero cuento de hadas que acabara con un héroe indomable. (…) Frodo merecía todo honor porque derramó hasta la última gota de la capacidad de su voluntad y de su cuerpo, y eso fue suficiente para llevarlo al punto destinado y no más allá. Muy pocos, quizá ninguno más de su tiempo, podrían haber llegado tan lejos».

La vida de J.R.R. Tolkien según los expertos

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Eduardo Segura y Humprey Carpenter, grandes expertos en J.R.R. Tolkien

Si os interesa el enfoque filológico y el mastodóntico trabajo y amor por las letras que supuso la formación de la Tierra Media como universo mitológico, leed a Eduardo Segura. Y para saber más sobre la persona detrás de ese universo, Humprey Carpenter es una buena elección, tanto por recopilar las «Cartas» como por publicar la biografía. También es muy conocido John Garth (con diversos libros sobre la vida y la obra del profesor) pero todavía tengo pendiente leer algo de su cosecha, por lo que no puedo comentar al respecto.

Es muy revelador leer sobre la experiencia de Tolkien en la primera guerra mundial (eso sí, declaró por activa y por pasiva que «El señor de los Anillos» NO es una alegoría de esa ni de ninguna guerra contemporánea, sino que nació como una una estructura que dotaba de cultura e historia a las lenguas que estaba creando. Primero el élfico y luego los elfos, se podría decir).

Sin embargo, sí que le marcó gravemente, ya que su propia Comunidad (la T.C.B.S.) quedó disuelta en la Gran Guerra tras el fallecimiento de dos de sus cuatro miembros principales, Geoffrey Bache Smith y Robert Gilson. Este último le mandó una carta antes de morir en la que le animaba a seguir creando y de esta forma el espíritu de esa comunidad de artistas siguió latiendo a través de Tolkien. Como detalle curioso, que resalta la importancia de esa alianza artística, su hijo Christopher Tolkien se llama así en honor a Christopher Wiseman, uno de los supervivientes de los cuatro fantásticos del Tea Club Barrovian Society.

«El Silmarillion»

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«El Silmarillion» llegó a los lectores precisamente gracias a Christopher Tolkien. El hijo del profesor dedicó su vida a recopilar, cuidar, editar y publicar los escritos que su padre dejó desperdigados tras años de entrega. Una tarea titánica que ha llenado las estanterías con numerosos libros. Entre muchas joyas, la más brillante es, como no, la protagonizada por los Silmarils.

Quizá «El Silmarillion» es algo denso y no apto para todos los paladares, pero incluso aquellos que se vean abrumados por su aluvión de nombres y su solemnidad bíblica, harían bien en darle una oportunidad al menos a los capítulos «De Beren y Lúthien», «De Túrin Turambar» y «De Tuor y la caída de Gondolin»(tres grandes cuentos de la antigua edad que también han sido publicados de forma más extensa e independiente en «Beren y Lúthien», «Los hijos de Húrin» y «La caída de Gondolin, todos publicados por editorial Minotauro).

La de Beren y Lúthien es una épica historia de amor entre una elfa y un hombre mortal, una aventura oscura y vertiginosa en la que ambos se enfrentan al Bien y al Mal para poder estar juntos. Un amor que debe tener el récord de superar obstáculos pues consigue derrotar a las ideas preconcebidas sobre las relaciones entre personas de procedencia desigual, al Mal en mayúsculas encarnado en el amo y señor de Sauron, el mismísimo Morgoth y, por último, al rival más implacable de todos, la propia Muerte. Además, ese amor literario desprende el aroma de un amor de carne y hueso: el que surgió entre Tolkien y Edith, marido y mujer hasta el final de sus vidas. Y Tolkien creó a Lúthien inspirado por Edith, y tal fue la resonancia en su corazón que en un pequeño cementerio de Oxford, donde reposan los restos de aquellos dos amantes, se puede leer lo siguiente: 

EDITH MARY TOLKIEN

LUTHIEN

1889-1971

JOHN RONALD REUEL TOLKIEN

BEREN

1892-1973

Otros trabajos de Tolkien relacionados (o no) con «El Señor de los Anillos»

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Otros libros de J.R.R. Tolkien

Entre los libros que nos han llegado gracias a Christopher Tolkien, además de «El Silmarillion», por supuesto, recomiendo «Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media». Allí podréis leer cuentos de las Tres Edades y descubrir detalles tales como la conexión existente entre Sauron y…¡Smaug!

«Cuentos desde el Reino Peligroso»incluye relatos ajenos a la Tierra Media y poemas sobre el emblemático Tom Bombadil (ese sujeto sencillo de chaleco azul brillante y zapatos amarillos). Quizá «Egidio, el granjero de Ham» sea mi predilecto; una aventura muy divertida para leer en una butaca cerca de la chimenea y saborear todos los ingredientes de un cuento de hadas con toque Tolkien. El libro acaba con el ensayo «Sobre los cuentos de hadas» que aporta una visión muy aplica y esclarecedora sobre su visión de las historias y el plano creativo.

Ah, ¡y qué decir de «Letters from Father Christmas». Los hijos de Tolkien recibían cada año una carta suya fingiendo ser Papá Noel; se las curraba tanto que las escribía con diferentes grafías, dibujos y un montón de anécdotas protagonizadas por Santa Claus, un patoso Oso Polar y una panda de goblins problemáticos.

Otros artistas y la Tierra Media

 

Antes de que Peter Jackson pusiera en funcionamiento su universo cinematográfico, la única manera de viajar a la Tierra Media (y a las Tierras Imperecederas) era a través de libros de ilustraciones. Artistas de todo el mundo interpretaban fragmentos de la obra de Tolkien y yo me pasaba las horas muertas recreándome, soñando que ampliaba los limites de sus dibujos y recorría la Comarca o Mordor a todo color.

Guardo especial cariño a «Reinos de Tolkien. Imágenes de la Tierra Media» donde, entre muchos artistas, me impresionaron los dibujos de Alan Lee, John Howe y Ted Nasmith. Por eso me alegré tanto cuando leí (en foros de antaño) que los dos primeros iban a ser parte del equipo de las pelis. Durante años mi fondo de pantalla fue (y lo sigue siendo en el portátil) «Gandalf visita Hobbiton» de John Howe y comprobar su influencia en las primeras fotografías y trailers de «La Comunidad del Anillo» fue muy emocionante.

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«Gandalf visita Hobbiton» de John Howe.

Y ya que hablo de las pelis, aprovecho para presumir de libraco, «Middle Earth from Script to Screen», un regalo para la vista, sin duda, y una adquisición imprescindible para disfrutar del diseño de producción y arte detrás de las seis películas inspiradas en la obra de J.R.R Tolkien.

¿Fin del viaje?

Con esto se acaba mi particular recorrido fotográfico del #DíaInternacionalDeLeerATolkien. Espero que os haya gustado este tributo:) Me gustaría concluir con un  fragmento de «Los Puertos Grises» al que regreso alguna que otra vez cuando estoy triste.

«Pero para Sam la penumbra del atardecer se transformó en oscuridad, mientras seguía allí en el Puerto; y al mirar el agua gris vio sólo una sombra que pronto desapareció en el oeste. Hasta entrada la noche se quedó allí, de pie, sin oír nada más que el suspiro y el murmullo de las olas sobre las playas de la Tierra Media, y aquel sonido le traspasó el corazón».

Cuando terminé ese capítulo, cuando acabé «El Señor de los Anillos», comprendí a Sam, aturdido y roto por el sonido de las olas que se llevaban lejos a Frodo, Bilbo, Gandalf y los elfos; y con ellos un pedazo indeleble de su vida.

Duele despedirse de las grandes aventuras (de las grandes personas) que marcan la narrativa de nuestras vidas. Pero descubrí que no hay por qué decir adiós, pues las grandes historias nunca terminan, siguen vivas en nosotros y nos acompañan hasta el final del viaje. Una lección aprendida a través de un profesor de Oxford y de la lectora más entusiasta que he conocido; una lección que me llena el corazón de esperanza, incluso en esos días en los que mis oídos se colman con la triste melodía de un mar imposible de cruzar. Por eso, y por muchas otras cosas: gracias, Tolkien y, especialmente, gracias, mamá.

Autor: Miguel Castillo

A menudo el corazón de los hombres no es tan malo como sus actos. Rara vez, tan malo como sus palabras'. J.R.R Tolkien

13 opiniones en “Sobre Tolkien y las grandes historias”

  1. Maravilloso tributo a Tolkien (y a tu madre también, por supuesto!). La obra de Tolkien (y hablo en general, no sólo de ESDLA) tiene un lugar especial en mi corazón y siempre lo tendrá. Significó mucho para mi cuando lo leí por primera vez, por entonces no pasaba por un buen momento (todos sabemos que la adolescencia no es fácil) y, junto al universo mágico de Harry Potter, la Tierra Media se convirtió en mi oasis. Y procuro volver a él de vez en cuando, porque siempre encuentro esa familiaridad y esa sensación de «hogar» cada vez que abro un libro de Tolkien.
    Por cierto, debo de ser de las pocas personas que encontró interesante El Silmarillion. Hasta ahora prácticamente sólo he escuchado/leído críticas a lo denso que es. A mi me parece que es una obra que hay que disfrutar por su belleza literaria más que por la historia en sí.

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    1. Sí, la verdad que fue todo un descubrimiento. Fue tan guay leerlos antes de que sacase Peter Jackson las películas y tener que imaginar todo. Ahora, sin embargo, cuando releo algún capítulo me imagino inevitablemente al casting de las películas. ¡Menos mal que está bien escogido!XD
      El Silmarillion es una maravilla y tiene un tono que cuando lo lees, no sé, es tan épico que sabes que estás leyendo algo majestuoso. Pero me gusta mucho lo que dices de la belleza literaria porque creo que es una descripción muy acertada.

      Me alegro que encontrases refugio en la Tierra Media y en Hogwarts . Además, los libros son como las personas y algunas llegan justo en el momento oportuno y ya nunca se nos olvidan. ¡Viva Tolkien! ¡Viva Hufflepuff!

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      1. Ay, en mi caso fue al revés… más o menos. Yo descubrí la Tierra Media gracias a Jackson. Tenía 11-12 años y recuerdo que mi madre me había comprado un pack de 2 VHS con la primera película de Spiderman y La Comunidad del Anillo. De esas dos sólo quería ver Spiderman porque era fan desde pequeñita cuando veía la serie animada. La Comunidad del Anillo se me antojaba más bien una cinta siniestra y estaba convencida de que me iba a dar miedo (era yo una niña muy impresionable xD). Hasta que un día una de mis mejores amigas del colegio me comentó que la peli le tenía buena pinta, y yo me ofrecí a verla junto a ella, y así comprobar si mi impresión era acertada. Y una tarde me presenté con el VHS en su casa. Resultado: mi amiga apenas le hizo caso y yo embobada perdida. Fue un auténtico flechazo. Desde ese mismo día parte de mi alma reside en la Tierra Media. (Debo confesar que la escena en la que Gollum se deja entrever en las Minas de Moria sí me dio un poquito de canguelo entonces jajajaja. Ah! Y cuando Bilbo vislumbra de nuevo el Anillo colgando del cuello de Frodo en Rivendel y se le va la pinza xD).
        Huelga decir que inmediatamente después de ver la película le rogué a mi madre con los libros, y justo sacaba Planeta la obra de Tolkien por fascículos. Me leí casi del tirón la trilogía antes de que se estrenara en cines Las dos torres. Me queda esa espinita de no haber podido imaginarme la Tierra Media al leer la obra pero Jackson abrió un mundo nuevo para mí y le estoy muy agradecida por darme a conocer a Tolkien.
        Miedo me daba leer el Silmarillion porque no había leído muy buenas críticas y sin embargo en cuanto lo empecé no puede parar. Tiene algo que te atrapa y te deja anclado en ese universo.

        Estoy completamente de acuerdo. Ambas sagas se presentaron en el momento justo para ayudarme a levantar cabeza, Y gracias a mi madre que me inculcó desde muy pequeñita la pasión por la lectura ^^ ¡Que viva la literatura!

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      2. Muchas gracias por compartir tu historia. Es genial conocer cómo se ha ido topando un libro (tan especial como este) en las vidas de la gente a la que nos fascina leer. Ay, y me ha encantado leer lo del VHS. ‘Qué nostalgia, x dios! jaja.
        Yo hace mil que no lo leo entero, de cabo a rabo, y ya mismo irá tocando una relectura.
        Y sobre haberlo leído antes o después, lo guay es que tenías una base para imaginarte ciertos personajes, pero no a todos,jaja. Glorfindel, Tom Bombadil, Baya de Oro, los caballeros de Dol Amroth fueron de tu propia cosecha.

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      3. Ay, menuda parrafada te he soltado, no me había dado cuenta jajaja. Creo que todavía conservo los VHS pero a saber dónde están xD (tenía las tres pelis en ese formato, y años después mi madre me regaló un cofre de la trilogía en versión extendida en DVD, lo guardo como un auténtico tesoro, no sé cómo no se han fundido de tanto que los he visto xD).
        Ciertamente, me quedé un poco perpleja al leer escenas que ni se habían atisbado en la película, ¡y lo de Glorfindel fue toda una sorpresa! Me lo pasé en grande imaginando el contraste que el vivaz Bombadil y la bella Baya de Oro ejercían contra el ambiente siniestro y cargado de las Quebradas de los Túmulos y el Bosque Viejo.
        Fue una de las poquísimas veces que vi la adaptación cinematográfica antes que leer el libro. Si puedo procuro empezar por la obra original, aunque luego me suelo llevar un gran chasco con la adaptación xD.

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      4. Ay, ¡las Quebradas de los Túmulos! Me encantaba la maldición que recitan los tumularios cuando tratan de anular la voluntad de Frodo. En la peli usaron algo similar cuando Gollum se pone a recitar en las Ciénagas de los Muertos, pero prefiero el tumulario style,jaja.
        «»Que se te enfríen las manos, el corazón y los huesos, que se te enfríe el sueño bajo la piedra, que no despiertes nunca en el lecho de piedra, hasa que el Sol se apague y la Luna Muera».
        Esto es maldecir con estilo (con permiso de Mandos,por supuesto) y lo demás son tonterías.

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      5. ¡OMG, no recordaba los versos de Gollum en las Ciénagas, no había atado cabos! Jajaja. Es una pena que no pudiéramos ni atisbar a los Tumularios en las películas. Recuerdo lo que me impactaron la primera vez que leí la Comunidad del Anillo, ¡y la angustia que me causaba ese bosque!

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  2. Comparto contigo lo de un viaje que que te cambia. En mi caso fue un verano en casa de mis primos, en esas horas de calor que es imposible salir a ninguna parte, le cogí La Comunidad del Anillo a mi primo y me cambió. En cuanto volví a casa no solo me compré La Comunidad, si no que también los otros. Y a ellos les siguió el Hobbit, el Silmarillion, los Cuentos Inconclusos y los Cuentos Perdidos.
    Desde el primer momento me enamoré de ellos, y maravillé que un solo hombre durante casi toda su vida crease un vasto mundo con muchas historias.

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  3. Hola, Miguel.

    Esta entrada es sobrecogedora. O sea, aquí nos regalas joyas para la vista con todas esas maravillas que tienes en las estanterías, pero sobre todo nos muestras algo que yo ya sé de las veces que he hablado contigo: que sabes delo que hablas, y que lo hablas bonito.

    Yo leí «El Hobbit» antes que «El señor de los anillos». Al principio no estaba dispuesto a leerme una historia en la que protagonista fuera un hobbit, con esos pies y esos pelos… pero la resistencia me duró poco, apenas unas páginas. Luego, cuando comencé «El señor de los anillos» me emocioné mucho porque no sabía que estaban relacionadas. Han caído otros libros de Tolkien por el camino, como «Los cuentos inconclusos» (que, haciendo honor a su nombre, no los acabé) y «El Silmarilion» (que sí, es un poco «peñazo bíblico») Tengo además por ahí otros cuentos suyos, «Egidio, el granjero de Hamm», por ejemplo, aunque no recuerdo de qué va.

    Hace mucho que leí «El hobbit» y «El señor de los anillos»: el primero con 12-13 años, y el segundo con 14 o así, sacando los tomos de la biblioteca del instituto. Recuerdo pocas cosas, pero hay dos que se me quedaron clavadas. Una es cuando cruzan por las minas o cuevas abandonadas (no recuerdo cuáles) y leen el diario de los enanos y el acoso que iban sufriendo. Con aquellas páginas pasé miedo, literalmente, en mi cuarto mientras lo leía. El otro momento especial, creo que glorioso por lo agridulce, es el epílogo de «El señor de los anillos». Cuando parten en el barco y Sam no va (aunque eso no esta en el epílogo, creo… no estoy seguro ya); yo quería ir en ese barco y dejar aquí el mundo (el mío, ya no sólo la Tierra Media). Ese epílogo con las cosas que pasaron después con Aragorn y Arwen… en definitiva, todo el día después de la aventura. Esas páginas son las más duras, o ese recuerdo tengo, de todo el libro. Precisamente porque están ahí, porque se cuentan.

    Bueno, claro, y la araña.

    Un abrazo!

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    1. Sí, el epílogo es necesario para obtener la perspectiva completa de la historia. Cuando sacaron las pelis mucha gente se quejaba de que Arwen tenía demasiado protagonismo cuando a penas salía en el libro. Pero era gente que no se había leído los apéndices. (Lo de cruzar el río es inventada máxima pero a mí me encanta como queda).
      Es genial conocer cómo fue tu momento de encuentro con los libros. Gracias por compartirlo:)

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