Empiezo el 2018 en el bloC hablando de mi primera lectura del año: «Las tres muertes de Fermín Salvochea» del gaditano Jesús Cañadas y publicado por Roca Editorial.
Me llamaban la atención la portada y las críticas que había leído en redes sociales, así que, a pesar de la pila de lectura repleta de libros nuevecitos e intactos, no pude evitar regalármelo en Navidad. No pensaba leerlo enseguida, pero lo abrí, le eché un ojo, fui leyendo un párrafo, luego otro y cuando me di cuenta ya estaba atrapado en la red que teje Jesús Cañadas. ¡Y vaya red!
Cadiz es el escenario de esta novela que narra las aventuras de un padre y su hijo, separadas en capítulos con diferente línea temporal y llenas de cotidianidad y fantasía. Precisamente, me ha gustado mucho el equilibro que consigue mezclando el día a día de los protagonistas con lo sobrenatural de las criaturas que los acechan. A veces me recordaba a la película «Big Fish» de Tim Burton: el corazón de una historia late más fuerte si lo adornas con la fascinación de lo extraordinario.
Y me ha sorprendido para bien Jesús Cañadas, porque no había leído nada suyo previamente y creo que es un gran escritor. En algunos capítulos la estridencia de lo que está ocurriendo podría oler a serie B y, sin embargo, el olor es agradable y no te hace desconectar de lo importante. *SPOILER* Un humano pilotando un mini robot a lo Evangelion irrumpe en una catedral infestada de vampiros del mar y mi suspensión de la incredulidad ni se inmutó. Chapó por él:)
En definitiva, tenéis que leer «Las tres muertes de Fermín Salvochea» porque es un libro que provoca muchas cosas:
- Ganas de pasear por Cadiz
- Conexión con los personajes
- Sentir que no hace falta derrotar a un vampiro para ser un héroe
La amistad entre los protagonistas (Sebastián, el Pani, Candela y Julieta) y el carisma del impresentable y entrañable Juaíco (el mejor barbero de Sanlúcar a Ronda) me han enamorado durante cada una de las páginas del libro. Por supuesto, el alcade Fermín Salvochea tampoco ha pasado desapercibido, aunque lo veo más como un catalizador que como un individuo. Es el Van Helsing Gandalf que nos hace descubrir lo que llevamos dentro y sirve de enlace entre el mundanal ruido y el universo de leyendas que amplían los límites de lo ordinario.
He reído y, lo admito, también he llorado. Porque cuando conectas con los personajes de un libro, sientes que con la última página estás diciendo adiós a algo especial. Y ¿qué puede ser más especial que enfrentarse a los horrores del mundo humano y el mundo oscuro junto a un grupo de amigos de verdad?
«No soy bueno. Tampoco malo. Lo mismo no hay bien ni hay mal. Lo mismo sólo están las decisiones que tomamos y las que dejamos de tomar. Yo qué sé, lo mismo sólo está la voluntad que ponemos para enmendar nuestros errores»
Jesús Cañadas